Literatura de la República Dominicana
Literatura de la República
Dominicana hace referencia a las obras escritas en el país o fuera de él por
escritores dominicanos,1 ya sea por nacionalidad o ascendencia. Aunque sólo
puede hablarse con rigor de literatura dominicana en relación a las obras
escritas tras la independencia del país, se acostumbra incluir la producción
literaria de la época colonial. La literatura de República Dominicana continúa
en flujo y en busca de mayor proyección dentro y fuera del territorio nacional,
aunque los autores dominicanos han cultivado las variadas manifestaciones del
quehacer literario, reflejando en sus obras la mezcla de elementos españoles,
africanos e indígenas que se da en el Caribe y la influencia de sucesivas
emigraciones por motivos políticos y económicos.
Luego vendrían José Joaquín
Pérez, Manuel de Jesús Galván, Nicolás Ureña el que el almirante describe el
paisaje y los pobladores de AméricaCristóbal de Llerena escribe el entremés
Octava de Corpus Christi y, durante la etapa colonial,Leonor de Ovando escribe
algunos sonetos, por lo que se le considera la primera mujer en escribir poesía
de este lado del mundo.
La poesía, la novela, el cuento,
el ensayo y la historia han expresado el discurrir político, social y económico
del país que desde la hazaña del descubrimiento se ha impregnado de múltiples
corrientes de pensamiento, sobre todo europeas yestadounidenses inicialmente, y
del lejano oriente en las producciones de algunos escritores de finales del
siglo XX.[cita requerida]
La poesía ha tenido exponentes
prominentes. El siglo XIX fue uno de los que más robusteció el género, aunque
el siglo XXfue todavía más prolífico y significó la evolución hacia su madurez,
con el surgimiento de las vanguardias.[cita requerida]
Aunque se desarrolló tardíamente,
la novelística dominicana ha tenido y tiene exponentes importantes en el país,
aunque su desarrollo no ha escalado como las otras manifestaciones literarias.
Surgió bajo la influencia del romanticismo francés de Víctor Hugo y acusa tres
momentos importantes de acuerdo a su tipología y temática: la “novela de la
caña”, la “novela bíblica” y “novelas costumbristas”.[cita requerida]
El cuento ha tenido más
trascendencia que la novela.[cita requerida] El aporte de Juan Bosch, maestro
del género enHispanoamérica, ha sido fundamental. El escritor y político
escribió tres significativas colecciones de cuentos tituladasCuentos escritos
antes del exilio, Cuentos escritos en el exilio y Más cuentos escritos en el
exilio. El cuento moderno se inicia en la segunda fase del siglo XIX, es decir,
tardíamente, a juzgar por otros países.[cita requerida]
Durante décadas, los
intelectuales dominicanos han tenido en el ensayo un escenario que han ampliado
y desarrollado con talento. Destacan los ensayos políticos de los
independentistas, los conservadores y los restauradores.[cita requerida] Uno de
sus mejores exponentes en la arena internacional fue don Pedro Henríquez Ureña,
reconocido autor de ensayos académicos sobre temas literarios.2
La pasión local por los temas
históricos, sobre todos los que abordan el tema de la dictadura de Rafael
Leonidas Trujillo y otros episodios políticos trascendentales, ha influido en
el desarrollo de historiadores de fuste en diferentes épocas de la
República.[cita requerida]
La Fundación Corripio y la
Secretaría de Estado de Cultura otorgan cada año el Premio Nacional de
Literatura para reconocer el quehacer literario en el país.3
Índice
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• 1
La poesía
• 2
La novela
• 3
El cuento
• 4
El ensayo
• 5
La historia
• 6
Véase también
• 7
Referencias
La poesía[editar]
Según el escritor Basilio
Belliard, el momento más espléndido de la poesía dominicana del siglo XIX es el
que conformanSalomé Ureña, José Joaquín Pérez y Gastón Fernando Deligne, tres
pilares donde descansa la modernidad de nuestra poesía de la época en sus
vertientes patriótica, indigenista y psicológica. Pero no es sino en el siglo
XX cuando nuestra poesía alcanza la categoría de moderna, con el surgimiento de
las vanguardias.
La poesía es el género más
cultivado desde Manuel María Valencia, el primer poeta romántico, pasando por
Fabio Fiallo y otros que asimilan las influencias de las corrientes literarias
europeas, hasta la irrupción incipiente del Modernismo en tres figuras
importantes como Valentín Giró, Ricardo Pérez Alfonseca y Osvaldo Bazil, cuyas
influencias de Darío languidecen con la aparición del postumismo, hacia 1921.
Tal es el caso de Otilio Vigil Díaz, quien introdujo de las vanguardias en las
letras dominicanas y fue gran renovador de la lírica nacional, influido por el
simbolismo francés. Así, funda el primer movimiento poético de carácter
unipersonal, al que se le sumó Zacarías Espinal y al que denominó
"vedrinismo", llamado así porque en sus versos intentaba hacer las
piruetas que hacía en el aire un aviador francés de nombre Jules Vedrines.
Vigil Díaz introduce la
modernidad al crear el verso libre y el poema en prosa con sus libros Góndolas
(1912) y Galeras de Pafos (1921). Después de él, la poesía dominicana vive otro
gran momento representado por Domingo Moreno Jimenes, al fundar, junto al
filósofo Andrés Avelino y al poeta Rafael Augusto Zorrilla, el postumismo, en
1921. Redactan un manifiesto en el que niegan las vanguardias y favorecen una
poesía de carácter nacionalista que rescate el color local, el paisaje y la
identidad del hombre dominicano. Con el postumismo la tradición poética
dominicana se renueva y sacude para incubar nuevas voces que la fortalecen.
A este movimiento le sigue la
Poesía Sorprendida, el grupo más pujante y de una gran apertura estética,
conformado por grandes poetas como Franklin Mieses Burgos, Mariano Lebrón
Saviñón, Antonio Fernández Spencer, Aída Cartagena Portalatín, Freddy Gatón
Arce, entre otros. Este conjunto de poetas tenía como lema la “poesía con el
hombre universal”, contrario al postumismo.
Después le sigue la generación de
los Independientes del 40, integrada por Manuel del Cabral, Héctor Incháustegui
Cabral,Pedro Mir y Tomás Hernández Franco, los cuales publicaron poemas
emblemáticos como Compadre Mon, Hay un país en el mundo, Poema de una sola
angustia y Yelidá.
De los sorprendidos se desprende
otro grupo de poetas antitrujillistas llamados la Generación del 48,
conformada, entre otros, por Víctor Villegas, Máximo Avilés Blonda, Lupo
Hernández Rueda, Luis Alfredo Torres, Rafael Valera Benítez yAbelardo Vicioso.
En los años sesenta, a partir de
la caída del régimen de Trujillo, surgen los escritores de la Generación del
Sesenta conMarcio Veloz Maggiolo, Ramón Francisco, René del Risco, Jeannette
Miller y Miguel Alfonseca.
En la misma década, y como
consecuencia de la Guerra de abril del 65, surge el movimiento llamado Poetas
de Postguerra (o Joven Poesía), con Mateo Morrison, Andrés L. Mateo, Enriquillo
Sánchez, Tony Raful, Alexis Gómez Rosa, Enrique Eusebio y Soledad Álvarez,
entre otros.
En los años ochenta aparece un
movimiento poético en diversas tendencias haciendo tambalear el establishment
literario del momento(el desencanto de post-guerra) sentando las bases para una
ruptura(que no se produjo en lo inmediato) con aquella generación. El
movimiento se dio en las direcciones siguientes: formación de grupos,(entonces
sólo existía el Taller Literario César Vallejo), nuevas tendencias estéticas y
de género.
A saber, se surgen de ese período
Los poetas de "Y Punto." (integrado básicamente por publicistas,
pintores y poetas) y El Círculo Francisco Urondo (un desprendimiento del ya
citado César Vallejo con sede en la Universidad Autónoma de Santo Domingo,
UASD), integrado por Leén Félix Batista, Atilano Pimentel, Víctor Manuel Bidó,
José Alejandro Pena y Leopoldo Minaya, además de Juan de la Cruz, Nicolás
Guevara y Miriam Ventura. Se producen las discusiones y los constrastes de
lugar entre unos poetas y otros, nace el Círculo de Mujeres Poetas de la
República Dominicana, conformado por Chiqui Vicioso, Carmen Imbert Brugal,
Carmen Sánchez, Dulce Ureña y Miriam Ventura.
Variadas eran las tendencias, así
como voces independientes de gran calidad, como Sally Rodríguez y Martha
Rivera(Martha Rivera-Garrido), se auñan las tendencias y a todo el espectrum
literario con sus distancias y diferencias, llegando a identificarse la poesía
femenina, la Poesía de la Crisis y la llamada poesía del Pensar, arrojando
fructiferas reflexión sobre otros temas: no ya lo social, ya no la pos-guerra
sino lo filosófico, la muerte y lo eróticolo transgender. Así las voces de
Miguel de Mena, en poetas de la crisis, José Mármol y Plinio Chain en lo
filosófico, la mayoría de la poesía de las mujeres del Círculo de Mujeres poeta
en lo erótico y lo transgender en poetas tanto de este grupo como voces independientes
como Rita Hernández.
La migración jugó un papel
importante, porque muchos poetas se dispersaron y establecieron en Puerto Rico,
Alemania,Estados Unidos, debilitándose algunos espacios y cerrándose
definitivamente otros. Así el Fco Urondo se desintegra al emigrar tres de sus
voces más importantes: León Félix Batista, José Alejandro Pena y Miriam
Ventura.
En la retaguardia surge otro
grupo de poetas importantes como Ángela Pena, Aurora Arias, Irene Santos y
Marianela Medrano, quienes conformaron el segundo Círculo de Mujeres poetas de
la República Dominicana. De este segundo grupo, dos de sus figuras más
importantes emigraron estableciéndose en Estados Unidos: Marianela Medrano e
Irene Santos. Del grupo de Posguerra también hubo bajas con la emigración del
poeta más joven de esta generación, Alexis Gómez Rosas.
Partiendo del hecho migratorio,
la generación de los ochenta no puede ser analizada sin las voces que
emigraron. Tampoco pueden ser consideradas voces de los ochenta poetas como
José Acosta, quien reside en Estados Unidos y cuya voz era casi inexistente en
los ochenta. Es como Frank Martínez y Leopoldo Minaya (último que se integra al
Paco Urondo a finales de los ochenta) voces de los noventa, como también lo son
Medar Serrata, Ramón Saba y César Sánchez Beras
Cabe destacar poetas de
transición de finales de los años setenta y principios de los ochenta, como
José Enrique García, autor del libro El fabulador y Cayo Claudio Espinal
creador del Movimiento Contexualista y autor de los libros Utopía de los
vínculos, Banquetes de aflicción, Comedio (entre gravedad y risa), Las
políticas culturales en la República Dominicana, La mampara y Clave de
estambre.
La novela[editar]
La primera novela escrita por un
dominicano fue El montero (1856, publicada en París), de Pedro Francisco
Bonó.[cita requerida] Luego le siguió La fantasma de Higuey (1857, publicada en
La Habana) de Francisco Angulo Guridi, aunque algunos historiadores de la
literatura dicen que la primera novela dominicana es Los amores de los indios
(1843, publicada en La Habana) de Angulo Guridi.[cita requerida] La novela
dominicana no ha tenido la pujanza que han tenido otros géneros como la poesía,
el ensayo y el cuento, a pesar del Enriquillo (1879) de Manuel de Jesús Galván,
que es la gran novela indigenista del Nuevo Mundo.[cita requerida]
Se ha clasificado la novelística
dominicana en tres grandes períodos que corresponden a las novelas escritas
antes de 1930, las escritas de 1930 a 1960, y las escritas después de 1960,
relacionándose dicha clasificación a los aconteceres históricos de la nación en
vez de a movimientos literarios firmes.4
La novela es un género tardío en
la República Dominicana. Surge bajo la influencia del romanticismo francés de
Víctor Hugo.[cita requerida] Como se ve, la historia de la literatura
dominicana es la historia de la poesía o, más bien, de generaciones poéticas.
Un gran hito de la novelística dominicana lo constituye la novela Sólo cenizas
hallarás (bolero) dePedro Vergés, con la que obtuvo los premios Blasco Ibáñez y
el de la crítica en España en 1980.[cita requerida]
La novela dominicana acusa tres
momentos importantes de acuerdo a su tipología y temática: la “novela de la
caña”, representada por Cañas y bueyes de Moscoso Puello, Over de Marrero
Aristy y Jenjibre de Pérez Alfonseca.[cita requerida]
Luego la “novela bíblica” de
Carlos Esteban Deive, Veloz Maggiolo y Ramón Emilio Reyes y la “novela
propagandística” como Los enemigos de la tierra de Requena, Trementina, clerén
y bongó y “novelas costumbristas” como La cacica deRafael Damirón, Baní o
Engracia y Antoñica de F. Gregorio Billini, La mañosa de Juan Bosch y la
triología de García Godoy, compuesta por Rufinito, Guanuma y Alma dominicana
.[cita requerida]
Dentro de los novelistas más
consagrados y de mayor proyección internacional en el momento actual se
encuentra Marcio Veloz Maggiolo, autor de una decena de novelas, versátil
escritor, pues ha cultivado el cuento, el ensayo histórico-arqueológico, el
teatro y la novela. Junto a Aída Cartagena Portalatín funda la novela
experimental, el primero con Los ángeles de hueso (1967) y la segunda con
Escalera para Electra (1970).[cita requerida] No obstante esa realidad, muchos
críticos literarios afirman que la gran novela dominicana aún no se ha
escrito,[cita requerida] a pesar de la existencia de novelas como La sangre de
Tulio Manuel Cestero, Over de Ramón Marrero Aristy, La mañosa de Bosch,
Biografía difusa de Sombra Castañeda de Veloz Maggiolo o La balada de Alfonsina
Bairán de Andrés L. Mateo.
En los años ochenta se destacan
René Rodríguez Soriano, Ángela Hernández, Rafael García Romero, Pedro Camilo,
Avelino Stanley, Ramón Tejada Holguín, César Zapata, Manuel García Cartagena y
en los años noventa, Martha Rivera(Martha Rivera-Garrido) quien gana el Premio
Internacional de Novela Casa de Teatro con He Olvidado tu Nombre, novela que
sería traducida al inglés por la profesora de la Universidad de Harvard Mary
Berg con el título I´ve Forgotten your Name, Emilia Pereyra, Pedro Antonio
Valdez, Pastor de Moya, José Carvajal, José Acosta, Luis Martín Gómez, entre
otros.[cita requerida] Stanley tiene una vasta obra novelística y cuentística,
entre las que se destacan “Catedral de la libido”, “Tiempo muerto” y “Los
Disparos”, entre otros. Pereyra, periodista y narradora, es autora de las
novelas "El crimen verde", "Cenizas del querer",
"Cóctel con frenesí", "El grito del tambor" y del libro de
cuentos "El inapelable designio de Dios". Santos es el autor de
novelas como “Memorias de un Hombre Solo”, “Diabólica pasión” y “El segundo
resucitado”. Ángela Hernández, también reconocida poeta, cuentista y ensayista,
es autora de las novelas “Mudanza de los sentido” y “Charamicos”.[cita
requerida] Entre una nueva generación de novelistas de origen dominicano que
residen en el exterior se encuentra el periodista Víctor Manuel Ramos, autor de
"La vida pasajera," novela ganadora en el año 2010 del certamen
literario de la Academia Norteamericana de la Lengua Española en Estados Unidos
y que trata de una temática dominicana a pesar de escribirse en Nueva York.5
El cuento[editar]
El cuento es un género que ha
tenido mejor suerte que la novela, pues tenemos el privilegio de contar con un
maestro del género en Hispanoamérica como lo fue Juan Bosch, quien escribió
tres significativas colecciones de cuentos tituladasCuentos escritos antes del
exilio, Cuentos escritos en el exilio y Más cuentos escritos en el exilio. El
cuento moderno se inicia en la segunda fase del siglo XIX, es decir,
tardíamente, a juzgar por otros países. El primer cuento breve que se conoce es
El garito (1854) de Ángulo Guridi. vclmb/d;lfb;ldms;vlMdsv. Desde la temática
costumbrista y socio-realista de Bosch, Sócrates Nolasco, Néstor Caro y Marrero
Aristy.
Durante del régimen de Trujillo,
surgen los escritores de la Generación del Sesenta con Marcio Veloz Maggiolo,
Ramón Francisco, René del Risco, Jeannette Miller y Miguel Alfonseca.
En la misma década, y como
consecuencia de la Guerra de abril del 65, surge el movimiento llamado Poetas
de Postguerra (o Joven Poesía), con Mateo Morrison, Andrés L. Mateo, Enriquillo
Sánchez, Tony Raful, Alexis Gómez Rosa, Enrique Eusebio y Soledad Álvarez,
entre otros.
En los años ochenta aparece un
movimiento poético que funda una ruptura con aquella generación al
desentenderse de lo ideológico y de la circunstancia histórica, creando una
poesía del pensamiento y la reflexión sobre otros temas: no ya lo social, sino
lo filosófico, la muerte y lo erótico. Entre esos poetas están Leandro Morales,
José Mármol, Plinio Chahín, Dionisio de Jesús, Médar Serrata, Víctor Bidó, José
Alejandro Peña, etc. Cabe destacar poetas de transición de finales de los años
setenta y principios de los ochenta, como José Enrique García, autor del libro
El fabulador y Cayo Claudio Espinal creador del Movimiento Contexualista y
autor de los libros Utopía de los vínculos, Banquetes de aflicción, Comedio
(entre gravedad y risa), Las políticas culturales en la República Dominicana,
La mampara y Clave de estambre. También de transición, aparece en 1993
Preeminencia del tiempo, de Leopoldo Minaya, y por el 2001 Cuentos para Noches
de Luna Llena de Ramón Saba (reeditada a finales del 2010), tal vez la obra
cuentística fundamental de la última década del siglo XX, caracterizada por un
sincretismo estético y estilístico que integra el canon clásico a las diversas
escuelas de vanguardia, revelando una angustia existencial que remonta a las
esencias mismas del espíritu humano.
El ensayo[editar]
Escrito en prosa sobre un tema
específico sin pretensiones científicas ni conclusión definitiva. El término
ensayo fue usado originalmente para designar aquellos escritos experimentales
que oscilaban entre la ciencia y la literatura. Pero esa concepción ha ido
cambiando paulatinamente, al extremo de que en la actualidad se le da categoría
de ensayo a aquellos textos que mediante la exposición, la discusión y la
evaluación de un tema detergí-nado pretende validar la tesis expuesta en el
mismo. El iniciador del género fue el francés Miguel de Montaigne (1533-1592),
quien en 1580 publicó una serie de escritos sobre sus confesiones personales
titulado Essais (Ensayos). Posteriormente, en 1597, el inglés Francisco
Bacon(1561-1626) dio a la publicidad su obra Ensayos, meditaciones religiosas,
tópicos de persuasión y de discusión. Entre otros propulsores europeos del
ensayo sobresalen: Joseph Addison (1672-1719), Gaddhold Lessing (1729-1781),
Johann Goethe (1749-1832), Tomás Carlyle (1795-1881), Tomás Macaulay
(1800-1859), Hipólito Taine (1828-1893), Paul Valéry(1871-1945), Thomas Mann
(1875-1955) y Gyorgy Lukacs (1885-1971).
En España, donde el ensayo toma
verdadero cuerpo en el siglo XIX, han ganado fama como ensayistas Ángel
Ganivet(1865-1898), Miguel de Unamuno (1864-1936), José Ortega y Gasset
(1883-1955) y Amé-rico Castro (1885-1972). Hispanoamérica, por su parte, ha
dado figuras de la talla de Juan Montalvo (1833-1889), José Martí (1853-1895),
José Vasconcelos (1881-1959), Pedro Henríquez Ureña (1884-1946), José Carlos
Mariátegui (1895-1930), Octavio Paz (1914-1998) y Roberto Fernández Retamar
(1930). En República Dominicana, como en casi todo el que resto de América
Latina, el ensayo surge formalmente en la segunda mitad del siglo XIX y
adquiere notoriedad en el XX. Su orientación ha sido tradicionalmente
histórica, política, sociológica y literaria. Es difícil fijar el punto de
partida del ensayo dominicano, pues antes de que dicho género alcanzara cierto
nivel de madurez en el país, hubo un grupo considerable de escritores que
expresaron sus inquietudes políticas, sociales y literarias a través de la
prosa ensayística. Los ideales revolucionarios de los independentistas y los
restauradores, así como el arribismo y el antinacionalismo de los intelectuales
conservadores dominicanos de la segunda mitad del siglo XIX predominan en los
escritos periodísticos de los más valiosos representantes de la primera oleada
de ensayistas nacionales. Los artículos de Alejandro Angulo Guridi (1816-1884),
particularmente los publicados en los semanarios El Orden, La Re-pública, La
Reforma y El Progreso y reunidos posteriormente en su obra Temas políticos
(1891), reflejan el nivel de desajuste político de la sociedad dominicana de su
época. Aunque menos profundo que Guridi en el análisis de temas políticos, pero
más hábil que muchos de sus coetáneos en la percepción de las costumbres y los
males sociales locales, Ulises Francisco Espaillat (1823-1878) motivó a muchos
de sus acólitos a cultivar la prosa periodística. Labrados con un estilo fluido
y ameno, pero de ingrato recuerdo para el pueblo dominicano por su contenido alienante
y pesimista, fueron los editoriales anexionistas del periódico La Razón
firmados por Manuel de Jesús Galván (1834-1910) los cuales fueron
complementados años después con su defensa a Pedro Santana divulgada en los
semanarios Oasis y Eco de la Opinión. Otra figura importante en esa etapa
embrionaria de la ensayística nacional fueManuel de Jesús Peña y Reynoso
(1834-1915), autor de ensayos sobre la novela Enriquillo, de Manuel de Jesús
Galván y Fantasías indígenas, de José Joaquín Pérez. Pero el más notable
ensayista literario dominicano del siglo XIX y de las dos primeras décadas del
XX fue Federico García Godoy, quien inició su labor crítica en 1882 en el
periódico El Porvenir extendiéndose hasta el momento de su muerte, ocurrida en
1924. Sus opiniones fueron difundidas en importantes revistas y periódicos
nacionales y extranjeros y en sus obras Perfiles y relieves (1907), La hora que
pasa (1910), Páginas efímeras (1912), El derrumbe, 1916 y Americanismo
literario (1918). José Ramón López (1866-1922), aferrado originalmente a la
propuesta gastronómica que asocia el triunfo de los pueblos al tipo de
alimentación de sus habitantes, figura entre los primeros de un connotado
número de intelectuales nacionales que como Américo Lugo (El Estado dominicano ante
el derecho público, 1916 y El nacionalismo dominicano, 1923), Francisco Moscoso
Puello (Cartas a Evelina, 1941), Manuel Arturo Peña Batlle (La isla de la
Tortuga), Juan Isidro Jimenes Grullón (La República Dominicana,: una ficción,
1965),Joaquín Balaguer (La isla al revés, 1983) y Juan Bosch (El pentagonismo,
sustituto del imperialismo, 1963 y David, biografía de un rey, 1968), se
disputaron las diversas corrientes ideológicas de la ensayística isleña. De
ellos, Peña Batlle, Moscoso Puello y Balaguer, supeditaron su producción a la
corriente denominada pesimismo dominicano, la cual partía de la creencia
conservadora de que la República Dominicana era incapaz de desarrollarse por sí
misma. Otros, en cambio, como Juan Isidro Jimenes Grullón y Juan Bosch se apoyaron
en el discurso sociológico e histórico para revisar muchos y rectificar muchos
de los planteamientos de sus predecesores inmediatos.
Actualmente en los ensayistas
dominicanos de temas históricos y sociológicos prima el interés por deslindar
el concepto de nacionalidad, los conflictos raciales y la función social de los
intelectuales locales. Los ensayos de Manuel Núñez (El ocaso de la nación
dominicana, 1990), Andrés L. Mateo (Mito y cultura en la era de Trujillo,
1993), José Rafael Lantigua (La conjura del tiempo, 1994) y Federico Henríquez
Gratereaux (Un ciclón en una botella, 1996) son ejemplos notables de dicha
tendencia. Otros, como Miguel Guerrero (Los últimos días de la era de Trujillo,
1995, La ira del tirano, 1996 y Trujillo y los héroes de junio de 1996) y
MuKien Adriana Sang (Ulises Heureaux: biografía de un dictador, 1987,
Buenaventura Báez, el caudillo del Sur, 1991 y Una utopía inconclusa: Espaillat
y el liberalismo dominicano del siglo XIX, 1997) han encontrado en el pasado
histórico la vía idónea para revisar muchos capítulos nebulosos de la historia
nacional, especialmente los relacionados con el papel jugado por varios de los
dictadores dominicanos.
Desde inicio del siglo XX, el
ensayo literario comienza a ganar terreno. Surgen, entonces, las voces de Pedro
Henríquez Ureña (Ensayos críticos, 1905, Seis ensayos en busca de nuestra
expresión, 1927, Literary Currents en Hispanic América,1946), Max Henríquez
Ureña (Breve historia del modernismo, 1964), Camila Henríquez Ureña (Apreciación
literaria, 1964) yAntonio Fernández Spencer (Ensayos literarios, 1960) quienes
asumen, por primera vez en la historia de las letras dominicanas, el análisis y
la crítica literarias con objetividad científica. Exceptuando a Bruno Rosario
Candelier (Lo culto y lo popular en la poesía dominicana, 1979, La imaginación
insular, 1984 y La creación mitopoética, 1989), Diógenes Céspedes(Seis ensayos
sobre poética latinoamericana, 1983, Estudios sobre literatura, política
Lenguaje y poesía en Santo domingoen el siglo XX, 1985, Política de la teoría
del lenguaje y la poesía en América Latina en el siglo XX, 1995), José
Alcántara Almánzar (Estudios de poesía dominicana, 1979), Daisy Cocco De
Filippis (Estudios semióticos de poesía dominicana,1984) y Manuel Matos Moquete
(El discurso teórico en literatura en América Hispánica, 1983 y En la espiral
de los tiempos,1998), la más reciente promoción de ensayistas literarios
nacionales, entre ellos: Manuel Mora Serrano, Miguel Ángel Fornerín, José
Enrique García, etc. han desarrollado una invaluable labor en la prensa
nacional como articulistas, reseñadores de libros y cronistas literarios.
La historia[editar]
La historia, como género
literario ha tenido grandes exponentes en el país, desde los grandes fundadores
de la historiografía dominicana como José Gabriel García, Manuel del Monte y
Tejada y Bernardo Pichardo, hasta la hegemonía de los representantes de dos
tendencias antagónicas desde el punto de vista ideológico, tal es el caso de
Roberto Cassá yFrank Moya Pons.
Importantes historiadores desde
la era de Trujillo, además de éstos, son Emilio Cordero Michel, Jaime de Jesús
Domínguez,Franklin Franco Pichardo, Juan Daniel Balcácer y Bernardo Vega.
El tema de Trujillo es el que
despierta más interés y curiosidad, de ahí que Vega sea uno de los más leídos
por su historia documental, así como aquellos historiadores que tratan los
temas de la Iglesia Católica y la era de Trujillo.
Los temas de la independencia,
las intervenciones estadounidenses, la etapa colonial y precolombina han sido
abordados de manera acuciosa por nuestros historiadores con diferentes enfoques
y métodos de análisis.
La Composición Social Dominicana
del profesor Juan Bosch es un referente obligado como punto de partida
sociológico para analizar la estructura social de la RD desde el punto de vista
histórico, así como la Sociología Política Dominicana deJimenes Grullón.
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